Dice una de mis hermanas (tengo varias) que la palabra brunch es una expresión pija. La Real Academia de la Lengua la define así : Voz inglesa, fusión de breakfast ‘desayuno’ y lunch ‘almuerzo’. Comida que se toma a media mañana en sustitución del desayuno y de la comida de mediodía.
Yo no sé si es pija, hipster o trendy, pero lo cierto es que Can Dendê, desde que abrió sus puertas, tenía largas colas de gente de todo el mundo para poder disfrutar de sus cosmopolitas y deliciosas especialidades. Y al llegar a su esquina de Granada con Llull podrías imaginarte en Brooklyn, Londres o Berlín. Es como el distrito federal del brunch, donde las lenguas y las nacionalidades se mezclan con el buen rollo y la cocina brasileira de sus propietarias, y la world músic que crea un ambiente relajado.
Confiesa su alma máter, la brasileña Patricia Leone, que no podría entender esta aventura culinaria que emprendió ya en 2015 fuera de Poblenou. Que sin la magia del barrio no podría existir Can Dendê.
Los platos vuelan de la cocina abierta a la mesa con sus famosos bagels con salmón, pancakes, french toasts, huevos benedictine, tortillas, hamburguesas y deliciosos postres caseros.
Tienen una pequeña terraza y precios medio altos pero que casi nunca ofenden por la también elevada calidad. El problema que da tanta popularidad es que, al no aceptar reservas, casi siempre hay que esperar un rato para ser atendido.