Hace unos seis años, con el hipsterismo tan en boga que parecía que iba a colonizar Poblenou, Rosa Solà y Mike Cruickshank abrieron el Balius, y bien podría haber sido elegido como el local más cool del barrio.
Hoy que las tendencias se han ido diversificando y las pandemias se han llevado a los turistas, mantiene toda su gracia y su clase como uno de los locales más molones para tomarse un cóctel, un vermut, un gin tonic Premium, o lo que te diga su bartender Miquel.
Y es que en él casi todo es agradable y bien pensado. La vetusta fachada que han conservado en un sano ejercicio vintage. La decoración interior que te hace fantasear con que has quedado en un garito chulo de Brooklyn. El suelo hidráulico que te roba la mirada… Y, desde luego, el estilazo de los camareros, tipos con recorrido. Y lo ricas que están sus creaciones, tanto las más clásicas como las made in Balius. Conviene degustar su Poble 9 Mule, el Catrina Tequila o el C’ est Chic y recordar lo premiados que están estos chicos.
Hay también una pequeña terraza, una apetitosa carta de tapas sofisticadas (conservas ricas y platillos elaborados con productos ecológicos y de proximidad), jazz en vivo los fines de semana, y mucha actividad de divulgación del mundo de la coctelería.
La cuenta no es barata, pero hay que recordar que en mixología lo barato es enemigo de lo bueno.
Un lujo de muchos kilates tanto por su diseño como por su servicio y sus inolvidables creaciones. Un lugar con alma y buen gusto donde te sientes estupendo desde que entras.