Pedro Marín: «Es una pena que se hayan tirado abajo fábricas y edificios industriales antiguos»

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Forma parte de la memoria sentimental colectiva de los 80 con sus himnos pop juveniles («Aire» o «Que no», entre otros inolvidables). Pero este inquieto barcelonés supo trascender el cliché de ídolo generacional y reinventarse en múltiples facetas. Hoy vive en Poblenou, donde se siente “como en un pueblo pero bien conectado con el centro”.

Tras la locura de su etapa como ídolo de fans y adolescentes en los 80, Pedro Marín (Barcelona, 1961) se retiró de los escenarios y supo reciclarse como empresario y artista.

A lo largo de las últimas décadas ha estado involucrado en proyectos y empresas tan dispares como un glamuroso club de copas en Barcelona, una tienda de muebles orientales en Girona, o un negocio de comunicación en Cabo Verde.

Todo ello sin dejar nunca de lado sus dos grandes pasiones: la música y la pintura. Más enfocado en esta última en la actualidad, ha lanzado dos impactantes colecciones: la hipercrítica “Los años más violentos”,  y la más luminosa y optimista “Virus de esperanza para la tierra”, en las que se define, más que como un pintor contemporáneo, como «un narrador de historias visuales».

Amigo y persona muy querida para algunos colaboradores de esta casa, Pedro también ha accedido a confesarnos sus rincones favoritos de Poblenou.

Mi vinculación con el barrio

Estaba viviendo fuera de Barcelona y quería volver, aunque me daba pereza meterme de nuevo en la ciudad. Hasta que encontré un sitio en Poblenou, que siento es como medio pueblo, medio sitio de veraneo, estando bien comunicado con el resto de la ciudad.

Lo que más me gusta de él

Pues eso, que a pesar de estar en medio de Barcelona mantiene el punto y la comodidad de pueblo. Y la playa. Y que es perfecto para ir a todos sitios en bicicleta.

Lo que menos me gusta

Que se hayan tirado abajo muchas de las fábricas y edificios industriales antiguos, que podrían haberse rehabilitado como viviendas en vez de construir nuevas.

Palo Alto, una de las escasas naves industriales que se han salvado de la demolición por la especulación inmobiliaria que asola a Poblenou. Foto: M. Statsmann /Made in Poblenou.

Lo que más echo de menos 

Tiene de todo.

Mi bar, chiringuito o café favorito

Blau.

Mi restaurante preferido

Muchos: el Escribá, Els Pescadors, el Casino La Alianza, y el Recasens.

Mi tienda o local favorito

La panadería Cruixent, tiene una variedad increíble de panes.

Un placer culpable

Los helados en el Tío Che.

Un personaje admirado o querido

Carmen Amaya.

Mi forma de desplazarme por la ciudad y el barrio

Bicicleta.

Qué pienso que traerá de bueno esta crisis

Nada. Aunque por lo menos espero que traiga la posibilidad de crear conciencia sobre lo que necesitamos empezar a hacer como ciudadanos de este mundo.

Qué pienso que traerá de malo

Un mayor control sobre la población, recortes de derechos, mayor poder para los bancos y grandes multinacionales, etc.

Qué le pediría al Ayuntamiento para el barrio

Que mantengan el espíritu de Poblenou, que no pierda la identidad.

Y para terminar, un lugar mágico

El cementerio la noche de todos los santos.