Si hay un personaje que podamos considerar 100% «made in Poblenou», lo encontrarás en estas líneas.
Nacida y crecida en el barrio, Silvia Casorrán es, desde su puesto de consejera del Ayuntamiento y otras instituciones, una de las mayores impulsoras del boom de la bici en Barcelona y de numerosos avances sociales. También una fan fatal de los cambios que ha vivido Poblenou, de su energía y multiculturalidad.
Mujer abierta y empática, su biografía esta teñida por la participación en movimientos vecinales y la vocación política, que la ha llevado a ser hoy la responsable de políticas de movilidad en bicicleta del Área Metropolitana de Barcelona, desde donde coordina también la Red de Ciudades por la Bicicleta (entidad estatal de 128 ayuntamientos y otras administraciones que persiguen el objetivo de convertir las ciudades en 100% ciclables).
Tras las últimas elecciones, es además consejera de Movilidad y Accesibilidad en el distrito de Sant Martí, y consejera del barrio administrativo del Poblenou.
Mi vinculación con Poblenou
Desde que nací he vivido en el barrio (en la calle Espronceda de niña y joven –detrás de Can Ricart-, después en Pere IV, Pujades y ahora en Sancho de Ávila). Fui a la escuela Virrei Amat (ahora Poblenou), y luego al instituto Joan d’Àustria, al otro lado de la Gran Vía. Sólo podíamos llegar a la Rambla por unas aceras estrechas de la calle Pere IV.
Pasé unos años muy feliz también en el esplai Sagrat Cor (c. Pere IV, delante de La Escocesa), y participé un tiempo del movimiento JOC (joves, obrers, cristians) a partir del cual hice grandes amigos de la parroquia de Santa Maria del Taulat y del Buen Pastor. Ya en la universidad estuve un tiempo fuera (en Holanda y en México), pero tenía claro que mi regreso a Barcelona sólo podía ser viviendo en Poblenou.
Tuvimos un grupo de música con mi hermano y unos amigos y alquilábamos un box en el Musikomuna, un espacio muy curioso de pasillos oscuros en el corazón de Can Ricart. También había ido alguna vez a ensayar delante del CAP de Lope de Vega, donde había un edificio industrial con boxes de ensayo (por aquél entonces los Dr. Calypso ensayaban ahí). Aún quedan algunos espacios para tocar música, pero en los 90 el barrio estaba plagado de lugares de creación artística.
Quiero aclarar que me refiero al barrio del ‘Poblenou’ que identificamos de forma tradicional entre la Gran Vía y el mar, y entre la Meridiana y la calle Maresme. Hoy día está dividido administrativamente en 5 barrios: Vila Olímpica del Poblenou, el Parc i la Llacuna del Poblenou, Poblenou, Provençals del Poblenou y Diagonal Mar i Front Marítim del Poblenou.
Lo que más me gusta del barrio
Del Poblenou me gusta el dinamismo, la transformación constante. Las obras a menudo resultan una tortura, pero disfruto mucho viendo los cambios urbanos que van sucediendo. Aunque a veces son cambios muy extraños. Recuerdo, por ejemplo, la apertura de la Diagonal y cómo desapareció por completo el pasaje del Marqués de Santa Isabel, donde vivían varios amigos míos de la infancia.
Por lo que sé, todos ellos fueron realojados en otras viviendas nuevas del barrio, pero fue muy extraño ver cómo desaparecían pasajes y naves industriales para dar paso a los cambios olímpicos, en primer lugar, y del plan urbanístico 22@, más adelante.
Estas transformaciones han comportado importantes luchas vecinales para defender el barrio y a su población. Gracias a estas luchas se consiguió, por ejemplo, mantener en pie parte del patrimonio industrial del Poblenou, así como conseguir que la vivienda que se construyera en ámbito 22@ fuera toda ella vivienda social.
El movimiento vecinal y cultural del barrio es muy potente, así como también la agrupación de los comercios en el Eix comercial del Poblenou (yo ya tengo mi bolsa de ‘soc d’on compro, soc del Poblenou’!).
También me gusta disfrutar de una menor densidad que en el resto de la ciudad, y más espacios verdes y abiertos. En este barrio no siento el agobio de la ciudad. Aún quedan calles por reurbanizar y mejorar en cuanto a la accesibilidad, pero la gran mayoría de la vía pública permite pasear a pie y en bicicleta de forma muy agradable (también por tratarse de un barrio muy llano).

Tengo que admitir que el gran cambio del barrio fue la apertura al mar, a partir de las Olimpiadas del 92. Tener playas urbanas como las de Barcelona es algo muy único en las ciudades europeas, y justo lo tenemos en nuestro barrio! Es un lujo que pude disfrutar mucho en mi adolescencia, con las amigas del instituto, y luego también en familia (cuando era pequeña íbamos en coche a Montgat, pero ya luego íbamos a pie a la playa!). Ahora mis hijos también la disfrutan con los amigos, así como mi madre y tíos para nadar un rato en el mar cada día. Creo que la apertura al mar se nota en el carácter del barrio.
Del Poblenou también me encanta la diversidad cultural que tenemos. Hay mucha población con orígenes muy diversos, y esto da una enorme riqueza al barrio. En la escuela de mis hijos (la Llacuna del Poblenou) las familias celebrábamos (y aún celebran) la fiesta de las culturas, una espacio para compartir música, bailes, vivencias y comidas que nos renovaba energéticamente cada año.
Y ya para acabar, vivimos en un barrio en el que siempre ‘pasan cosas’ en las calles. Incluso durante el confinamiento la Colla del Drac organizó el ‘correfoc en red’ durante las fiestas de mayo confinadas. No hay lugar para el aburrimiento.

Tener playas urbanas como las de Barcelona es algo muy único en las ciudades europeas, y justo lo tenemos en nuestro barrio! Es un lujo que pude disfrutar mucho en mi adolescencia.
(Silvia Casorrán)
Lo que menos me gusta
Los puntos positivos que he destacado también han comportado situaciones complicadas y luchas vecinales intensas. El aumento de los precios de la vivienda ha expulsado a buena parte del vecindario, que no se ha podido permitir pagar los alquileres e hipotecas de este barrio que se iba poniendo ‘de moda’.
Expulsar al vecindario es algo que barrios y ciudades no se pueden permitir, ya que son la esencia de los mismos. Por eso es importante que se construya mucha vivienda social que permita compaginar la llegada de nuevos habitantes con la permanencia del vecindario nacido en el barrio.
Otro aspecto negativo que tenemos es la mala accesibilidad ferroviaria y oferta de transporte público en general. Estamos apenas a 3 km del centro de la ciudad pero el tiempo de espera y de viaje en transporte público es demasiado largo. Lo que recorres en 10 minutos en bicicleta lo triplicas (como mínimo) en tiempo de viaje si te tienes que mover en transporte público. Además, la línea 4 del metro tiene muy mala conectividad con el resto de líneas de metro de la ciudad.
Estamos construyendo nuevas oficinas, universidades y viviendas pero la oferta de transporte público sigue siendo insuficiente. Antes de la pandemia veíamos a personas haciendo cola en la vía pública para acceder a las estaciones de metro de Glòries o Llacuna. Hay que conectar de una vez los dos tranvías para que el Poblenou mejore en accesibilidad en transporte público.
Lo que más echo de menos
La verdad es que en Poblenou encuentras todos los servicios. Educación pública de calidad, el hospital del Mar (donde nacieron mis dos hijos), mercado, comercio diverso y de proximidad, CAP, cooperativas de consumo, centros cívicos y de barrio, salas de concierto, teatro, cines, incluso el tanatorio…
A día de hoy destacar que siguen faltando equipamientos educativos (cada año se crea por lo menos un ‘bolet’ que tiene que asumir una escuela o instituto) y también equipamientos deportivos (se cierran equipos de competición de jóvenes por falta de pistas de entreno, no tiene sentido!, y apenas tenemos piscinas en barrio). Es un barrio en expansión y necesita de una mayor dotación de servicios.
A veces es de difícil previsión, pero en otras la administración pública demuestra ser poco ágil, además de mostrar poco interés en resolver los problemas que van surgiendo. En este sentido, puedo entender que falten plazas de P3 en las escuelas (los niños y niñas han nacido tan sólo 3 años antes), pero no que falten de 1º de ESO! Quiero destacar el papel de la Plataforma per l’Educació Pública del Poblenou, que lleva más de 10 años luchando por solventar la falta de plazas de educación pública en el barrio
Mi bar, chiringuito o café favorito
Desde que tenemos la Superilla del Poblenou mi lugar de encuentro favorito con los amigos son las mesas de pic-nic que tenemos en la misma calle.
En el barrio hay muchos bares muy agradables, pero si tengo que elegir un lugar me quedo con el Sopa. Desde que lo construían me lo miraba con interés porque parecía un espacio tan ‘nórdico’, de grandes ventanales en combinación con madera muy cálida. Además, es de cocina muy sana y vegetariana (convivo con 3 vegetarianos), y es el que tengo más cerca de casa!
Las terrazas de alrededor de Can Felipa también han sido para mí un lugar de encuentro durante muchos años. Las que habían perdido su encanto últimamente habían sido las de la Rambla, muchas de ellas dedicadas al ‘guiri’ incluso por sus horarios. A ver ahora en la época post-COVID19 qué pasa, quizás se vuelvan a orientar más al barrio.

Mi restaurante preferido
Tengo una muy buena amiga gallega del barrio que tiene un radar para detectar los sitios nuevos que van abriendo y me anima a probarlos con ella. Es una pasada la variedad de restauración de calidad que tenemos, me falta tiempo para estar al día de todas las posibilidades que nos ofrece el barrio! Pero si me tengo que quedar con un restaurante, elijo Ego Re Vos, en la calle Pere IV, que también hemos podido disfrutar durante el confinamiento gracias a sus arroces y cocas ‘take away’.
Una tienda o local favoritos
Me gustan muchos locales del barrio, en especial los más antiguos, como Can Picó, en Pere IV con Pamplona, un edificio industrial reconvertido en el Bicihub. Desde este espacio, Biciclot y otras entidades promocionan la movilidad sostenible y la economía cooperativa. Allí tienen un taller de autoreparación de bicicletas, y se impulsan muchas iniciativas interesantes.
Por otro lado, mi abuela y mi madre eran clientas de La Juanita desde que estaba en el local que desde hace unos años ocupa la Nollegiu al lado del mercado. Es un espacio con mucha magia y me encanta que la librería haya mantenido su esencia.
Otro local también especial para mí es la antigua ‘Lleteria’ de la calle Espronceda entre Perú y Bolivia, donde cuando era niña vendían leche y nata fresca. Luego se reconvirtió en una granja – cafetería, y los últimos años ha sido la sede de VerdNou, grupo de consumo ecológico y de proximidad que creamos hace 17 años con gente del Poblenou y de la Verneda.

Me gustan muchos locales del barrio, en especial los más antiguos, como Can Picó, en Pere IV con Pamplona, un edificio industrial reconvertido en el Bicihub. Desde este espacio, Biciclot y otras entidades promocionan la movilidad sostenible y la economía cooperativa.
Un placer culpable
Supongo que el placer culpable es lo que consumo a menudo cuando paso por delante del tío Che. Aunque también hay unas panaderías donde puedes comprar pan o empanadas deliciosas! Alguna vez también me he permitido algún ‘brunch’ en el Can Dendé, no te deja indiferente.
Un personaje admirado o querido
Se me hace muy difícil responder a esta cuestión, porque el barrio está lleno de personas que son un referente para mí. Si se me permite, voy a hacer una mención a un colectivo y no a una persona. Quiero destacar el trabajo de décadas por parte de la Asociación de Vecinas y Vecinos del Poblenou para conseguir un barrio más justo, más social, más sostenible, más habitable.
También quiero destacar la figura de Assumpta ‘de la casita naranja’, que justo ha fallecido durante la pandemia, a sus 90 años, y después de haber resistido a la apertura de la Rambla, a la construcción de los edificios Tupolev y a la urbanización de todo el entorno.
Mi forma de desplazarme por Barcelona y Poblenou
Por Barcelona me muevo en bici y en transporte público. Trabajo en el polígono de la Zona Franca y tengo un trayecto de algo más de 10 km por sentido, que hago en 40 minutos con mi bici eléctrica. Por el barrio me muevo a pie y en bici. Tenemos un barrio estupendo para estos dos modos de transporte.
Qué pienso que traerá de bueno esta crisis
La ciudadanía de Barcelona hemos podido apreciar qué significa vivir en una ciudad sin contaminación y sin ruido, lo que ha permitido que esté más verde y con más pájaros que nunca. Por otro lado, moverse a pie y en bici es muy aconsejable ya que permite salir del sedentarismo del confinamiento con una movilidad activa, saludable.
En nuestro barrio muchas personas se han animado a caminar y andar en bici, y espero que se hayan dado cuenta de las ventajas que tienen y que no se pasen al coche o a la moto. De hecho múltiples estudios han demostrado que en las zonas con alta contaminación atmosférica como Barcelona, Madrid o Milán, la pandemia ha sido mucho más mortal. Salir de esta pandemia y usar el coche o la moto para ir al trabajo cada día contribuiría a agravar el impacto de posibles rebrotes. Es decir, moverse en vehículo individual de motor sería como promover un suicidio colectivo.
La crisis sanitaria está siendo un simulacro para la emergencia climática. La primera es más visible a corto plazo, pero la segunda es más devastadora. A ver qué hemos aprendido. También destacar como positivo que se han fortalecido los lazos vecinales de cooperación.
Qué traerá de malo
La crisis económica y social post pandemia está a la vuelta de la esquina. Vivimos en una sociedad basada en el consumo, y sin consumo parece que no seamos capaces de generar riqueza. Quizás si el ingreso mínimo vital se acaba convirtiendo en una renta básica universal nos permitirá comprobar si podemos vivir en un mundo más respetuoso con los recursos naturales. Por otro lado somos una sociedad muy de abrazar y besar. La crisis sanitaria podría comportar una desconfianza hacia el resto de la ciudadanía y un enfriamiento de las relaciones humanas.
Qué le pediría al Ayuntamiento para el barrio
No sé si es políticamente correcto que conteste a esta pregunta… (sonrisa) Al ayuntamiento le pediría ejecutar las acciones que ya tenemos recogidas en el Pla d’Actuació del Districte, como por ejemplo, en el ámbito de la movilidad y accesibilidad: conectar los dos tranvías por la Diagonal, conseguir un distrito 100% accesible, rebajar a 30 km la velocidad de los coches, mejorar la Red de Bus del distrito , desplegar superislas tácticas, etc.
En relación a otros temas del barrio, es prioritario trabajar para regular los precios de los alquileres, construir mucha vivienda social, preservar el patrimonio histórico del barrio, crear más itinerarios verdes y protegidos del sol, y más huertos urbanos para tejer nuevas relaciones vecinales.
Y para terminar, un lugar mágico de Poblenou
Can Ricart, un lugar con muchos rincones que descubrir.